River y un paso en su largo camino de regreso a la normalidad: un triunfo y goles de sus delanteros (Solari y Borja)
Pablo Solari se toca el escudo y en cada festejo de sus dos goles va incluido un pedido de disculpas a los hinchas. Hay algo más de congoja contenida que de felicidad en su rostro. Miguel Borja, que había estado calentando el banco durante un largo rato, se golpea el pecho y suelta un alarido, sintiéndose de vuelta, aunque sea con un gol decorativo en el séptimo minuto de descuento. Él lo siente como un volver a vivir, después de un viaje sin escalas de ser el goleador voraz a que se pase a dudar sobre si seguirá el año próximo.